jueves, 30 de septiembre de 2021

REFLEXIONES MATUTINAS: arcángeles y números mágicos

 Hoy me he levantado reflexiva. Quizá por eso he podido llegar al final de un día en el que los dioses se han confabulado para bombardearme con exigencias que requerían una resolución inmediata, hasta el punto de reventar mis compartimentos estanco, que son los que me permiten ser una persona multifuncional y no morir en el intento. 

Ya ha anochecido y, por fin, puedo parar para escribir esta disertación tan túnida como los diálogos de besugos: 

El tres y el cuatro son números mágicos en la literatura. El tres es el principio de todo y el cuatro conlleva la idea de universalidad, así que constituyen la base sobre la que se asientan las distintas interpretaciones del mundo.

Y, la verdad, es que tanto un número como el otro están presentes en nuestras vidas. No hay más que observar los muebles que nos rodean y comprobaremos que todos aquellos que han de sostener algo, tienen cuatro patas. Aunque, si hacemos caso a los ebanistas, la verdadera estabilidad se alcanza con tres patas, no con cuatro.

Esto que parece evidente con los objetos (ni se me ocurre dudar de los profesionales), no lo es tanto cuando de personas se trata. Un grupo de cuatro amigos tenderá a dividirse en dos parejas, mientras que si es un trío (amistoso, me refiero), uno de ellos acabará descolgado.

Reflexionaba esta mañana sobre estas cuestiones porque hoy es el santo de quienes se llaman como los arcángeles y he pensado en cuánto se parece su historia a la de los seres humanos. En el reino de los cielos, como sabéis, había, justo por debajo de Dios, cuatro arcángeles: Miguel, Gabriel, Rafael y Luzbel en los que el Altísimo se apoyaba, a modo de taburete, para regir el mundo. Cuando, como acaba ocurriendo tantas veces, el taburete comenzó cojear, haciendo caso a la opinión de los ebanistas, Dios mandó al infierno –nunca mejor dicho– a Luzbel, por ser la pata que cojeaba y así transformó el escalafón inferior en un trío, supongo que buscando la perfección. Sin embargo, ocurrió entre los tres arcángeles lo que ocurre con los humanos: que uno de ellos quedó relegado hasta casi caer en el olvido. Y es que ¿quién se acuerda del pobre Rafael? Miguel es el capitán general de los ejércitos celestiales, Gabriel, el mensajero de Dios y Rafael… ¿A qué diablos se dedica Rafael? Dicen que a las curaciones, pero ¿a las curaciones de quién? En principio, no parece que en el cielo vaya a tener mucho trabajo ¿no? Y ni siquiera es el patrón de los médicos…

Así que el pobre Rafael es el marginado de los tres arcángeles que quedan como tales. Pero, tampoco Miguel y Gabriel forman una pareja perfecta. Miguel ha acaparado toda la fama. También es normal. ¿Quién es el guapo que se atreve a cuestionar el poder de un capitán general? Y menos si el susodicho manda sobre los ejércitos celestiales. Además, el encargo más famoso de Gabriel tampoco es que sea muy honorable... Si fuera una arcángela dirían que hizo de celestina. Por eso, creo yo, dicen que hoy es san Miguel o que estamos en el veranillo de san Miguel. ¿Y los otros pobres, dónde quedan? Y, sobre todo, ¿qué equilibrio puede mantener un universo que se apoya sobre una pata?


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