miércoles, 27 de mayo de 2015

DESHUMANIZACIÓN

Sin saber por qué, le di un puñetazo. Y entonces vi sus ojos mirándome con una mezcla de pasmo, miedo y dolor, como preguntándome en silencio por qué. Pues porque tienes cara de gilipollas. Solté una carcajada y seguí golpeando una y otra vez, ebrio de ira. Hasta que oí una voz que repetía: “Déjalo ya, no respira”. Lo siguiente que oí fue un chasquido y sentí algo frío rodeando mis muñecas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario