lunes, 20 de abril de 2015

VENGANZA PÓSTUMA

Inmediatamente pedí que cerraran la tapa del ataúd.  ¡Ya estaba bien de tanta tontería, hombre! Mi familia arrinconada y la tía Margarita, que más marimandona y no nace, ahí en medio, mangoneándolo todo con esa cara de limón amargo tan suya. ¡Será boniata…! Y venga a ponerme flores alrededor. ¡Que soy alérgica, leches! En mi próxima muerte dejo escrito en mis últimas voluntades que le prohíban la entrada. Es que ni morirme en paz. “Ahora que ésta no vuelve a dormir tranquila –dije–. Me pido ser su alma en pena particular”.

Luego se apagó la luz y aparecí aquí. Y aquí sigo, destapándola cada noche. ¡Toma pulmonía!

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