Levanté la mirada del móvil. Sólo había una chica en la terraza del bar. Escribía en una libreta y parecía muy concentrada en su tarea. Suspiré mientras me incorporaba para acercarme a su mesa:
-Cosas del vicio -me justifiqué.
No quería interrumpirla pero necesitaba fumar sí o sí y la chica parecía interesante así que, más a mi favor.
-Perdona, ¿tienes fuego?
Ella levantó la cabeza arqueando las cejas como si acabase de aterrizar en la tierra y no entendiese mi idioma. Parpadeó un par de veces y dijo:
-No, no fumo.
Aquellas palabras me trasladaron veinticinco años atrás, a aquella misma mesa, aquella misma silla, aquella misma chica, aquellas mismas palabras.
Me gusta...Quiero más!
ResponderEliminarPaciencia, querida amiga.
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