Interrumpo el ciclo de
microrrelatos perdedores para dar mi opinión sobre uno de los temas tratados
esta tarde en el programa La ventana de la Cadena Ser: la votación que ha
habido en el Parlamento británico sobre la reforma de la ley de reproducción
asistida.
En mi opinión el problema
está en las palabras que utilizamos. Y no es un problema del lenguaje, sino del
uso que hacemos de él.
Contaré una anécdota
propia para explicarme mejor:
Cuando mi hijo mayor
tenía seis años fui a su clase a hablar de la adopción. Empecé mi charla como
lo hago siempre, apelando al sentido del humor:
-Ya me han dicho que
vosotros ya sabéis que los niños nacen de las barrigas de... las mesas, -dije
yo.
Todos los niños rieron al
unísono mientras gritaban “noooo”.
-Entonces, ¿de quién?
-Pregunté.
-De las barrigas de las
mamás, dijeron ellos repitiendo lo aprendido en clase.
-Ah, pues... –empecé con cara de preocupación-, entonces... ¿yo quién soy?
-La mamá de Carlos
–respondieron ellos en tono de “vaya pregunta más tonta”.
-No puede ser –insistí-,
porque Carlos no ha estado en mi barriga.
Aquí empezaron las caras
de interés, sorpresa, incredulidad..., mientras repetían que sí era su mamá.
Yo les pregunté:
-¿Qué hacen las mamás?
Y ellos empezaron a detallar
las actividades de sus madres: nos dan de comer, nos duermen, nos cuidan cuando
estamos enfermos, nos vigilan en el parque, nos ayudan con los deberes, nos
riñen cuando nos portamos mal...
A cada cosa yo decía:
“Ah, pues sí, eso sí lo hago” y ellos insistían: “Porque eres su mamá”.
-Ya lo entiendo
–concluí-, lo que queréis decir es que los niños nacen de las barrigas de las
mujeres.
-¡Eso! –dijeron ellos.
Yo seguí:
-Es que hay mujeres que
pueden tener niños en la barriga, y pueden y saben ser mamás, otras mujeres
pueden tener niños en la barrigas pero o no pueden o no saben ser mamás y otras
que no pueden tener niños en la barriga pero sí saben y pueden ser mamás. Lo
importante, es que todos los niños necesitan unos papás o unas mamás.
Cuento esto porque
tenemos la costumbre de utilizar mal las palabras y en los libros de texto, por
ejemplo, o en la escuela, cuando tratan el tema de la reproducción humana,
suelen referirse a las mujeres como mamás o madres, depende de la edad del
público al que se dirigen. Y los medios de comunicación repiten este patrón cada vez que hablan de la maternidad o la paternidad. Pero ya la sabiduría popular dice que “Madre no es
la que pare sino la que cría” y esto ha sido así siempre. Por tanto, y dado que
tenemos palabras para referirnos a todos los conceptos, utilicémoslas
correctamente y así no nos llevaremos a engaño, no confundiremos términos y
será más fácil entendernos.
Yo propongo un
minidiccionario de términos:
Madre o padre son los que crían, educan y dan amor.
Engendradores son aquéllos que son capaces de engendrar un ser
al que le transmiten su carga genética.
Gracias a los avances
científicos, tenemos también:
Gestantes que son las mujeres que albergan
el embrión primero y feto después, en su útero.
Donantes, aquéllos que donan una parte de sí mismos para
que otros puedan vivir.
Y, supongo que podríamos
ir ampliando la lista de palabras para utilizarlas en el contexto adecuado.
Evitaríamos problemas, confusiones, incomprensión y dolor, porque no hay nada que duela más que una palabra mal dicha.
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