―Mamá, ¿seguimos con la
historia de las diosas?
―¿Te acuerdas de que todo
comenzó con una boda?
―Sí, que no invitaron a la
diosa de la discordia.
―Muy bien, pues si
recuerdas, los que se casaron fueron Tetis, que era una diosa, y Peleo, que era
un mortal.
(Podéis
escuchar la historia aquí).
Ahí estaba yo,
explicándole que los hijos de Tetis y Peleo serían héroes pero mortales y que
Tetis no podía soportar la idea de que su hijo fuera mortal porque no hay nada
peor que sobrevivir a los hijos y cómo se le ocurrió la maravillosa idea de
convertirlo en inmortal sumergiéndolo en la laguna Estigia. Pero que, claro, el
bebé, no sabía nadar y no salió a la superficie.
―¿Y se
ahogó? ―De nuevo ojos como platos.
―Sí
―respondí con resignación.
―¡Pero
estos antiguos tenían un problema con los bebés! Uno manda que maten a su hijo,
la otra lo ahoga…
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