sábado, 6 de junio de 2020

REFLEXIONES MITOLÓGICAS (Segunda parte)


Al día siguiente, mi hijo me pidió la segunda parte, así que le conté quién era Paris, el muchacho que tuvo que decidir qué diosa era la más bella. Si queréis escuchar la historia, pinchad aquí.
Le hablé de la profecía que había marcado el nacimiento de ese niño:
“Por causa del niño que ha de nacer, caerá Troya”.
¿Qué es Troya? me preguntó.
Una ciudad estado de la Grecia clásica.
“Así que, Príamo tuvo que decidir entre su hijo y su ciudad”.
Y eligió el hijo afirmó con suficiencia.
Pues no. Escogió la ciudad.
¿La ciudad? Los ojos se le salían de las órbitas ¿Cómo que la ciudad?
Supongo que consideró que era su deber como rey.
Pues qué mal padre sentenció.
“En cuanto el niño nació, Príamo se lo dio a uno de sus pastores, que se llamaba Agelao, para que lo llevara al monte y lo matara”.
¿Al bebé? Ese hombre necesita un psicólogo. En serio, no está bien de la cabeza.

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