-¿Van a bajar Víctor y Ángel también?
-¿Quieres que les diga que baje, Raquel? Estás ya aburrida, ¿verdad, cielo?
-Un poco. Es que mi hermano aún no sabe jugar.
-Bueno, pues ya estamos todos. ¿Quién quiere café? Pedro, ¿nos traes seis cafés y tres cortados, por favor? Padre, ¿usted quiere un carajillo? Hoy es un día especial.
-¡Vamos a brindar por el pequeño Iván que ha conseguido juntar a casi toda la pandilla!
-Y ha conseguido que Pepe y don Luis se sienten con nosotros, que mira que es difícil.
-¡Enhorabuena, familia!
-¡Felicidades!
-Un beso, guapa, que seáis muy felices.
-Gracias.
-Muchas gracias.
Quien dijo que el amor se apaga con el paso del tiempo, con la llegada de los niños o con la rutina, no nos conocía. La complicidad que se crea es tan fuerte que nos basta una mirada o una sonrisa para entendernos. Construir un proyecto de vida en común e ir realizándolo día a día, ayudándonos cuando las fuerzas flaquean, ha fortalecido nuestra relación. Yo la miro y me muero de ganas de ir a casa y comernos a besos.
-Dime, cariño, ¿qué quieres?
-¿Mami y tú os queréis?
-Con toda el alma, corazón. Ven, sube, siéntate en mis rodillas. Y a ti también te queremos mucho, lo sabes, ¿verdad? Eres nuestra niña…
-Pero, mamá, entonces… ¿por qué mami y tú nunca os besáis en público?
No hay comentarios:
Publicar un comentario