miércoles, 10 de junio de 2015

SALTO DE LONGITUD

La vida arreciaba como nunca. Ella estaba en lo más profundo de su oscuro bosque, maniatada y con los ojos vendados, sin más escudo que su cuerpo para defenderse de los envites. De vez en cuando, lograba escupir alguna palabra cargada de ira o dar alguna dentellada de ironía, pero nada parecía capaz de parar aquella tormenta de golpes que llevaba meses soportando.

Entonces sus fuerzas comenzaron a flaquear y empezó a fantasear con la idea de la muerte. ¿Cómo sería su entierro? ¿Quiénes asistirían? ¿Cómo dejar preparado a quién avisar? ¿De qué hablarían? ¿Qué dirían de ella?

Y fue en ese momento cuando sus ojos miraron atrás y rebuscaron en el pasado. Y llegaron a aquel lugar en el que la vida le había dado un respiro, en el que había podido sonreír, en el que cualquier camino todavía era posible porque aún no había llegado a la encrucijada. Y se instaló allí.

No pretendía cambiar su vida, sólo sentir que un día fue feliz, para saber que algún día podría volver a serlo. Y sintió paz.

Recorrió el camino hacia atrás y allí estaban sus fuerzas, sus deseos, sus esperanzas. Se sintió querida, añorada y los golpes se hicieron más llevaderos. Ansiaba la llegada del anochecer, cuando el sueño le permitía habitar su pasado, ese lugar ya transitado y conocido en el que no cabía la incertidumbre.

Cada amanecer, el sol la devolvía al presente y a los golpes, y cada noche, la luna la trasladaba al confortable rincón de su memoria en el que se reencontraba con aquéllos que una vez la quisieron, aquéllos que no podían faltar a su entierro porque su vida no habría sido la misma sin ellos.

Un día no anocheció y la vida no se detuvo. Intentó en vano conciliar el sueño, pero el anclaje al presente era fuerte. Había que hacer algo para salir de ese oscuro bosque, soltar sus ataduras y correr. Y sonrió. Aquello se parecía a un salto de longitud, en el que tras colocarse en el punto señalado por el talonamiento, uno da unos pasos atrás antes de empezar la carrera. Así que respiró hondo cerrando los ojos para conectar la que ahora era, con la que fue y, soltando el aire con fuerza, comenzó a correr tan rápido como pudo y, cuando sintió la tabla bajo sus pies, saltó hacia el futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario