martes, 18 de mayo de 2010

A falta de pan..., mucho circo.

Si usted percibe que ya le está llegando el agua al cuello, relájese, imagine que se trata de un fabuloso jacuzzi en un ambiente de lujo y disfrute de sus últimos momentos. Eso sí, por favor, tenga la decencia de ahogarse en silencio no vaya a molestar a otros apacibles soñadores en vías de ahogamiento y nos los soliviante.
¿De qué otra manera puede entenderse el mensaje que nos transmiten las televisiones? Con la que está cayendo -y la que nos caerá- y una enciende la tele por la noche y sólo logra ver programas de ¿famosos? y no tan ¿famosos? pasando ¿penurias? voluntarias en la costa de no sé dónde; ¿famosos? contando sus vidas -y las ajenas- a cambio de un suculento "puñao de parné"; gente paseando y/o viviendo fantásticamente en lugares exóticos -o no-; gente que nos enseña su maravillosa mansión para que podamos arañar el suelo con los dientes (bueno, quizá sea la profesión del futuro: no acuchille su parqué a la antigua usanza, invite a su casa a uno de los miles de pobres del país y se lo acuchillará gratis); señoras cuya única tarea en la vida es preocuparse de sus cuerpos (así cualquiera está espléndida) y gastarse el dinero a espuertas...
Claro que no es que pretenda que nos hablen a todas horas de la crisis, pero entre eso y mostrarnos constantemente imágenes de gente a la que la crisis sólo les toca de oídas, hay todo un amplio abanico de posibilidades. Entre otras cosas porque es cierto que soñar es gratis, pero a la mayoría de los mortales nos toca ganarnos el pan con el sudor de la frente y ya va siendo hora de que lo volvamos a asumir.
Aunque, visto de otro modo, podemos intuir que la crisis llega también a las televisiones. Y es que debe ser más barato enviar a un reportero y una cámara a una casa o, incluso, a otro país que pagar los derechos de un buen programa. Y debe ser más barato pagar a los pseudofamosos que contratar a actores, actrices, guionistas, directores, etc para hacer una buena serie televisiva. Pero se echa de menos una buena programación.
Y fíjense que no pido programas culturales. ¡Dios me libre! Yo también, como mujer y madre trabajadora, llega la noche, y en el remanso de paz que se convierte mi hogar sólo deseo alienarme y... dormir.
Aunque llega la mañana, con sus ajetreos y su realidad y pienso: "¡Contra! Si es normal que haya tanta crisis con tanto nuevo rico bambando a sus anchas, lógico que los viejos ricos quisieran acabar con la competencia. Pero es que entre unos y otros y los que se supone que mandan es demasiado peso para las pobres espaldas de los que estamos abajo".
Y así, entre trabajo y trabajo, vuelve de nuevo la noche y, con ella, la súplica a quien corresponda de menos circo y más valores para poder ganarnos el pan.

2 comentarios:

  1. Puede ser que la televisión también esté en crisis, aunque mi opinión es que por muchos programas interesantes, documentales, debates y buenas series que echaran, el mayor índice de audiéncia aquí, en la población española, siempre va a ser-y además con diferéncia- durante los programas a los que yo llamo programas basura, como por ejemplo "salvame" o "salvame de luxe" en los que Belén Esteban nos da una lección de como ser la más ordinaria de España a la vez que la más famosa.

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  2. Bueeeno, con la Esteban hemos topado. Yo estoy por inscribirme en el grupo ese que se llama "Cada vez que la Esteban habla, muere un filólogo"...

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